Sin consideración, sin piedad, sin vergüenza
han construido grandes y altos muros en torno a mí.
Y ahora estoy sentado aquí, desesperando.
no pienso en nada más: este destino roe mi mente;
pues tenía mucho que hacer afuera.
¿Y por qué no los vi cuando levantaban los muros?
Pero nunca escuché el ruido o sonido de los constructores.
Imperceptiblemente me encerraron, fuera del mundo.
Konstandinos Kavafis: Muros, 1896.
Walls se constituye como un doble texto, una doble proyección; una, construida a partir de las grabaciones de las cámaras de vigilancia de la infame valla de la vergüenza en la ciudad de Melilla, bajo las que, a modo de subtítulo corren los datos de un canal de televisión dedicado a la información financiera; la otra recoge documentación de los espacios fronterizos de Tijuana y Melilla y el doblaje, la doble lectura, la traducción (al castellano y al inglés) del clásico poema de Kavafis, “Muros”, y lo pone a significar en un contexto y con una intención completamente diferentes a las que lo originaron y que sin embargo, en la expresión de su íntima desesperación, es capaz de desdoblarnos en el lugar del otro, de individualizar, del mismo modo que el torno peatonal – es el sonido del paso fronterizo de San Diego a Tijuana el que hace la banda sonora del vídeo- nos cuenta uno por uno.