2019
Instalación multimedia
En colaboración con Elo Vega
Obra producida para la exposición En el nombre del Padre. Museo Picasso Barcelona
Comisaria: Rosa Martínez
Pecunia non olet
Vespasiano
La marca Picasso produce enormes dividendos económicos en el mundo entero. En la pugna entre ciudades por erigirse como la más picassiana (esto es, optar a las ganancias que reporta el hecho de vincularse a Picasso as a global brand) no puede dejar de encontrarse (entre Málaga y Mougins, Perpiñán o París o A Coruña) Barcelona. Barcelona como potente metonimia de Cataluña toda. Aunque también está, no olvidemos, Horta de Sant Joan, con su “Cueva Picasso” y su “tot el que sé ho he après a Horta” (que más quisieran otras tener un lema así). O el retrato del pintor amb barretina (Raymodn Fabre, 1954).
La integración de Picasso (un verdadero cuerno de la abundancia, o en su versión vernácula, un caga tió des quatre saisons, chorro full time) se ha incorporado sin mayores dificultades a la panoplia del imaginario identitario de Cataluña. Aquí se muestran, cuatro variaciones del caga(di)ner(s), respondiendo a la incorporación de la figura de Picasso al Olimpo de los héroes de la identidad catalana (el BArá, Gaudí…) en su versión adaptada al consumo turístico.
La rápida naturalización de la figura del caganer Picasso en torno al cual se desarrolla The prodigal son entre la oferta de souvenirs locales no puede dejar de entenderse sin vincularla a esa cualidad de rey Midas de la marca Picasso, que transforma en oro todo aquello que se le acerque. Incluida la merda filosofale.
El caganer Picasso que produce en lugar de heces, monedas, gira permanentemente, como se exhiben los escaparates del comercio de lujo sus preciadas mercancías, tutto tondo, a fin de que se puedan apreciarse apropiadamente sus cualidades: en rotación sin fin, al ritmo interminable, incansable de la automatización del circuito maquínico de producción y consumo.
A los psicoanalistas no se les ha escapado tampoco las connotaciones anales que pueden poseer también determinadas expresiones del lenguaje económico tales como «capital en circulación» o «dinero líquido», así como las más actuales de «dinero negro» o la de «limpiar» o «blanquear» dinero (…) sustitución de lo fétido, húmedo y blando por lo inodoro, seco y duro. La moneda, que desde el exterior se presenta como objeto de valor, se presta así a la sustitución y sublimación de los primitivos contenidos anales.
Carlos Domínguez Morano, “Psicología del amor al dinero”