One day in February we saw a Fascist aeroplane approaching. As usual, a machine-gun was dragged into the open and its barrel cocked up, and everyone lay on his back to get a good aim. Our isolated positions were not worth bombing, and as a rule the few Fascist aeroplanes that passed our way circled round to avoid machine-gun fire. This time the aeroplane came straight over, too high up to be worth shooting at, and out of it came tumbling not bombs but white glittering things that turned over and over in the air. A few fluttered down into the position. They were copies of a Fascist newspaper, the Heraldo de Aragón, announcing the fall of Malaga.
(…)
When the Fascists told us that Malaga had fallen we set it down as a lie, but next day there were more convincing rumours, and it must have been a day or two later that it was admitted officially. By degrees the whole disgraceful story leaked out—how the town had been evacuated without firing a shot, and how the fury of the Italians had fallen not upon the troops, who were gone, but upon the wretched civilian population, some of whom were pursued and machine-gunned for a hundred miles. The news sent a sort of chill all along the line, for, whatever the truth may have been, every man in the militia believed that the loss of Malaga was due to treachery. It was the first talk I had heard of treachery or divided aims. It set up in my mind the first vague doubts about this war in which, hitherto, the rights and wrongs had seemed so beautifully simple.
¡Málaga!, sierra con sol
y casitas con azahar:
¡qué orgullo ser español
para poderte cantar
hecho verso en el crisol
de tu espejo, que es el mar.
¡Málaga!, ya eres España;
ya tienes claras banderas!
hoy saldrán tus percheleras
a su reja que restaña
sus penitas carceleras.
(…)
¡Malagueña!
¡la de Mena!
la que sale el Jueves Santo:
ya no lloras con la pena
de tus ojos y tu manto
¡Malagueña!, ¡la de Mena!
(…)
Malagueño y malagueña
que bailábais la rondeña
junto al puerto y cara al mar;
bajo el toldo de una parra
que hoy retiemble una guitarra
y que brote este cantar:
“Repicaron las campanas
en el Carmen y en San Pablo
al pasar mi perchelera
por el puente de su barrio.”
¡Málaga! … tu perchelera
es la clásica bandera
de esta España: la del Cid;
la que ondea en las ventanas
entre gritos de campanas
y soldados que, en la lid,
se ehan metido en tus callejas
a echar besos a tus rejas
con ardiente frenesí.
(…)
Y en la noche malagueña
en que el pueblo llora y sueña
con la hispana redención
se escuchaba tristemente
esta copla penitente
bajo el ala de un balcón:
(…)
¡Andaluza! ¡malagueña!
Tierra llena de claveles;
cuando España va y “se empeña”
cada puerto y cada breña
es un trono de laureles.
… … … … … ... …
¡Don Gonzalo! … buenos días;
¡buenas noches! …, dice usted;
manejais las alegrías
igual que las baterías…
como un general…: de pie.
¡Viva Málaga! … la bellas
la de estampa de doncella
que hoy comienza a festejar
a la España que la besa
que la mira y se embelesa
bajo el toldo de sus garras
y el puntear de sus guitarras
y la espuma de su mar.
¡Viva Málaga española!
sal al puerto, marinero,
coge una gasolinera,
cántate una barcarola
y clavando una bandera
dile a España: yo te quiero
por ser novia: verbenera,
y ser madre y ser manola.
Sal al puerto, marinero,
¡¡Viva Málaga española!!
J. San Nicolás Francia. Heraldo de Aragón, Martes, 9 de febrero de 1937.
Un plato para el obispo, un plato triturado y amargo,
un plato con restos de hierro, con cenizas, con lágrimas,
un plato sumergido, con sollozos y paredes caídas,
un plato para el obispo, un plato de sangre de Almería.
Un plato para él banquero, un plato con mejillas
de niños del Sur feliz, un plato
con detonaciones, con aguas locas y ruinas y espanto,
un plato con ejes partidos y cabezas pisadas,
un plato negro, un plato de sangre de Almería.
Cada mañana, cada mañana turbia de vuestra vida
lo tendréis humeante y ardiente en vuestra mesa:
lo apartaréis un poco con vuestras suaves manos
para no verlo, para no digerirlo tantas veces:
lo apartaréis un poco entre el pan y las uvas,
a este plato de sangre silenciosa
que estará allí cada mañana, cada
mañana.
Un plato para el coronel y la esposa del coronel,
en una fiesta de la guarnición, en cada fiesta,
sobre los juramentos y los escupos, con la luz de vino de la madrugada
para que lo veáis temblando y frío sobre el mundo.
Sí, un plato para todos vosotros, ricos de aquí y de allá,
embajadores, ministros, comensales atroces,
señoras de confortable té y asiento:
un plato destrozado, desbordado, sucio de sangre pobre,
para cada mañana, para cada semana, para siempre jamás,
un plato de sangre de Almería, ante vosotros, siempre.
Himno a las glorias del pueblo en la guerra: (1936- 1937). Santiago, Ediciones Ercilla, 1937.
Almería, desde el comienzo de la terrible contienda temía los ataques de los rebeldes franquistas, durante el cerco a Málaga en Febrero de 1937 y especialmente tras su caída en manos "nacionales", Almería sufrió numerosos bombardeos tanto aéreos como navales.
(…)
La incursión aérea del 12 de febrero fue especialmente cruel y sangrienta. Sobre las siete de la tarde, una formación de trimotores arrojó más de una decena de bombas sobre Almería. El número de fallecidos ascendió a más de medio centenar.
(…)
Los bombardeos se repitieron el 21, el 29 (ejecutado por el acorazado alemán Admiral Scheer y los destructores Albatros, Leopard, Seeadler y Lluchs) y el 30 de mayo, en que el Admiral Scheer arrojó sobre el puerto y la ciudad de Almería 200 granadas. El bombardeo causó 19 bajas, 55 heridos y destruyó 150 casas.
Rafael Quirosa-Cheryouze y Muñoz. Política y Guerra Civil en Almería.
http://lacucaracha.info/
Ideal. Granada, 9 de febrero de 1937
Decían las radios rojas en sus versiones que en Málaga no había de entrar el ejército que acaudilla el Generalísimo Franco. Nos decían también que en Málaga, baluarte de la libertad española, baluarte el más firme, el más sólido de la revolución proletaria y popular, no pondría sus plantas el Generalísimo. Ya veis como de nuestra parte soportábamos el reto. Ya veis con qué serenidad afrontó el Generalísimo y acometió la empresa, coronada por el éxito, de la reconquista de Málaga. Aún, ayer, una radio roja de la C.N.T.-F.A.I. de Madrid decía que Málaga, cuna de la libertad, la que conoce de revoluciones, la que no se sometió a Francia ni a la Escuadra inglesa, y vivificó la fe y el ánimo cuando fusilaron a Torrijos y cincuenta mártires, en esta Málaga invicta por las libertades no caerá en poder del Ejército de Franco.
París. (Crónica de la Agencia Radio.) – La caída de Málaga significa uno de los mayores desastres que han sufrido los marxistas desde el comienzo de la guerra.
La primera vanguardia nacional entró en las calles malagueñas a las siete de la mañana y, pocos momentos después, hacían irrupción en ellas las procedentes de Marbella y Antequera, que asaltaban con la velocidad del rayo las fortificaciones enemigas. El choque fue de una belleza extraordinaria, asombrando el ímpetu de los soldados españoles que, a la bayoneta calada, con los pechos descubiertos y dando gritos de entusiasmo, se lanzaron con ímpetu arrollador sobre los marxistas, que no tuvieron más remedio que lanzarse a la huida., arrojando armas y municiones, así como cuantos bártulos pudieran significar una impedimenta para correr.
Málaga arada por la muerte
y perseguida entre los precipicios
hasta que las enloquecidas madres
azotaban la piedra con sus recién nacidos.
Furor, vuelo de luto
y muerte y còlera,
hasta que ya las lágrimas y el duelo reunidos,
hasta que las palabras y el desmayo y. la ira
no son sino un montòn de huesos en un camino
y una piedra enterrada por el polvo.
Es tanto, tanta
tumba, tanto martirio, tanto
galope de bestias en la estrella!
Nada, ni la victoria
borrará el agujero terrible de la sangre:
nada, ni el mar, ni el paso de arena y tiempo, ni el geranio ardiendo
sobre la sepultura.
Pablo Neruda. Tercera residencia.
¡ATENCIÓN! Radio Sevilla.
Queipo de Llano es quien ladra,
Quien muge, quien gargajea,
Quien rebuzna a cuatro patas.
¡Radio Sevilla – Señores:
Aquí un salvador de España.
¡Viva el vino, viva el vómito!
Esta noche tomo Málaga;
El lunes tomé Jerez;
martes, Montilla y Cazalla
(…)
Rafael Alberti. Choque, Organo del 10º Batallón del Regimiento de Infantería, nº 1. 14 de febrero de 1937.
Uno de los hechos más trágicos de la conquista de Málaga fue la columna de fugitivos civiles que marchaban por la carretera hacia Motril. El Capitán de Navío D. Pedro Recacho que entonces era Teniente de Navío y mandaba parte de las baterías de 120 del Canarias me contó hace tiempo, que hicieron algún disparo a vehículos sospechosos pero que no dispararon sobre la columna de fugitivos...
Fernando y Salvador Moreno de Alborán y Reyna. La guerra silenciosa y silenciada. Quirón ediciones, Valladolid, 2005.
Los rojos denunciaron al mundo que nuestros buques de guerra cañoneaban a cuantos escapaban por la costa, pero yo no descubrí el más mínimo vestigio de semejante cañoneo (…) en cuanto a los refugiados que huían con ellos, nada les habría ocurrido, de haber permanecido en Málaga. Tendrían la conciencia sucia; no querrían vérselas con la Justicia.
Luis Bolín. España. Los años vitales. Madrid, 1967.
ABC. Sevilla, 9 de febrero de 1937
… trajeron detenido a un anarquista de aspecto verdaderamente monstruoso, verdadero prototipo del criminal rojo, que al ser interrogado en presencia nuestra manifestó que no podía precisar a cuántas personas había matado, pero que, desde luego, eran muchísimas.
Paris, 10. El governador d’Almeria ha declarat al representant de l’Agència Havas que la nit del dissabte al diumenge uns 500 camions – que transportaven 25.000 evacuats – sortiern de Màlaga. Afegeix el governador que en una distancia de 30 kilometres, la carretera està coberta d’una multitud de fugitius que pot calcularse en cent cinquanta mil.
…llevo meses y meses avisando: nos van a entregar a los rebeldes con la ilusión de recuperar después Málaga, una vez que los fascistas y los moros la limpien de revolucionarios. Pero nosotros no tenemos que resignarnos a este holocausto. Proclamaremos la República Libertaria de Málaga, porque ya está bien que esos monigotes almidonaos hagan poesía diciendo que Málaga es bella, roja y mártir, cuando la realidad es que desean que el enemigo nos extermine pa no marcharse las manos con nuestra sangre.
Luis Melero, La desbandá. Madrid, 2005